Como recuerdo a esa tarde junto a mis madres, cuando con miedo al frió amenace con la vida a un hacedor de muertes escondido en su uniforme de civil hiriente. Creí estar solo, sin embargo todos los jueves miles de pasos me acompañan. No me arrepiento de esa tarde, volveré a amenazar con la vida, porque no le temo al frió. Si la vida sigue latiendo en cada pañuelo, en cada encuentro. Volveré a amenazar con la vida a los hacedores de la muerte. RASH |